jueves, 2 de junio de 2011

Sobre "The Children's Hour" y Keira Knightley



Como anuncié hace unos días, después de 6 meses de trabajo, clases, exámenes y viajes, vuelvo a escribir en el blog, que lo tenía un tanto abandonado...

Uno de los viajes que he hecho durante estos meses fue a Londres, y tuve la oportunidad de ver la producción del West End de "The Children's Hour", dirigida por Ian Rickson y protagonizada por Keira Knightley y Elizabeth Moss.

"The Children's Hour" es una obra de teatro escrita por Lillian Hellman, estrenada en el año 1934, a algunos puede que os suene este título, ya que fue adaptada al cine por William Wyler en el año 1961, con Audrey Hepburn y Shirley McClaine en el reparto. Aquí fue estrenada como "La Calumnia".

El drama está ambientado en Estados Unidos, en la Gran Depresión. Es la historia de Karen y Martha, dos chicas jóvenes, mejores amigas, que llevan un internado femenino. Karen está prometida con su novio, el doctor Joseph Cardin. En el colegio hay una niña; Mary, mentirosa y manipuladora, que trae de cabeza a las dos protagonistas.
Un día, harta de estar castigada, la niña se escapa a casa de su abuela, y le cuenta una mentira: Le dice que las dos profesoras son amantes, y que le tienen manía porque ella lo sabe. Su abuela le cree, por lo que saca a su nieta del colegio, y cuenta la mentira a las demás madres de las estudiantes, lo que traerá la ruina para las dos amigas...

No he tenido el placer de leer la obra original, por lo que no puedo decir si la adaptación de Ian Rickson es fiel o no al texto de Hellman. Sólo puedo decir que para mí, como obra de teatro fue redonda.

La forma en la que la historia está contada me parece muy correcta, sutil, una forma en la que todo eclosiona y toma forma al final. Lo realmente destacable de esta historia son los personajes, que están muy bien construidos.
La escenografía era simple, pero efectiva; la historia sucede en tres habitaciones; la sala de estar del colegio, el comedor del colegio, y el salón de la casa de Mary.
Lo destacable de la parte técnica fueron las luces; las luces que entran por la ventana de las habitaciones para expresar el momento del día, luces sutiles, pero súper cuidadas. Y que aportan muchísimo a la historia.

Hay que hablar del reparto; ya que sin él, los personajes hubieran perdido mucho, y la historia no sería igual de interesante.
Por un lado tenemos a Elisabeth Moss (Mad Men), que estuvo muy correcta en el papel de Martha, su dolor y represión se percibieron toda la obra. Sin embargo, creo que le faltó algo de la fuerza y expresividad que tenía Shirley McClaine en la versión cinematográfica.
Bryony Hannah, la mas joven del reparto, interpretaba a una Mary llena de resentimiento, que nos hacía odiarla por su maldad. Esta chica fue todo un descubrimiento, Si continúa así, espero que le quede una gran carrera en el teatro por delante.
Ellen Burstyn (Requiem por un sueño, Big Love, According to Greta), como la abuela de ella estuvo repleta de fuerza, como todos los papeles secundarios interpretados por esta actriz. Y tengo que decir que Keira Knightley fue la guinda de la producción.

Siempre he tenido debilidad por esta joven actriz. Quizás, por su gusto por interpretar heroínas clásicas y adelantadas a su tiempo como Elizabeth Bennet (Orgullo y Prejuicio) o Cecilia Tallis (Expiación), por sus expresivos ojos, por su belleza natural a lo Audrey Hepburn, por su elegancia británica o por su apabullante fotogenia. O quizás por todo.
Por eso, cuando vi que estaba haciendo una obra de teatro en Londres, no dudé en ir a verla. Sin embargo, tenía miedo. Miedo de que Keira en el escenario no funcionase, miedo de que fuera sólo fotogenia, elegancia y belleza...pero no. Keira tiene una presencia en el escenario que asusta. Se mueve por él con naturalidad y soltura. Keira dio al final de la obra una fuerza que se ve pocas veces en el teatro en actrices tan jóvenes como ella. A partir de la segunda mitad de la obra, es ella la que lleva todo el peso dramático, y lleva la historia al clímax. El duelo en la escena final entre el personaje de Karen y la abuela de la niña, se quedará clavado en mi cabeza para siempre, gracias a la expresividad de Knightley, que se dejó la piel.

Terminada mi opinión sobre la obra, tengo que hablar sobre tener a Keira Knightley a pocos metros de mi.

A la salida del West End; fotógrafos, vallas de seguridad, guardaespaldas y una multitud de gente; todo un burdel. Entre toda esa muchedumbre aparece ella, que brilla. Una chica joven con aspecto frágil, delgada, elegante, con maneras, vestida elegantemente, con una timidez de la que no ha quedado ni rastro en la obra. Mira todo el circo que hay formado; firma algunos autógrafos, posa para los paparazzi y se mete en el coche que viene a recogerla. Toda una estrella, pero no sólo eso; una gran actriz.